Lanzan la agencia que buscará inversiones para el país

Mañana presentarán el organismo, que estará operativo en marzo y dependerá de Producción; finalmente lo presidirá Juan Procaccini
El ministro de Producción, Francisco Cabrera, y la canciller Susana Malcorra.

Fue una cita a solas. La escenografía hubiera sido inmejorable para una pareja en planes de reconciliación, pero el elegante restaurante Elena, en el Hotel Four Seasons, fue, en cambio, el lugar elegido la semana pasada por el ministro de Producción, Francisco Cabrera, y la Canciller, Susana Malcorra, para pulir la estrategia final que el Gobierno impulsará para atraer nuevas inversiones a la Argentina.

La cita rindió sus frutos. Pasado mañana, en un acto puramente formal, nacerá finalmente la Agencia de Inversiones como organismo descentralizado del Ministerio de Producción. La misma se montará sobre la estructura de la camporizada Fundación ExportAr, que hoy depende de Cancillería. A pesar de suexpertise no tendrá el foco en el comercio exterior sino en atraer interesados de todo el mundo para nuevos proyectos de inversión en las diferentes regiones del país. En el Ministerio de Producción no informaron qué pasará con su tipo societario: hoy esa fundación es mixta (capitales públicos y privados).

Se trató de un quid pro quo entre Producción y Cancillería. Semanas atrás, Malcorra había recuperado todas las atribuciones -antes bajo la órbita de Cabrera- sobre las negociaciones internacionales y la promoción del comercio exterior gracias al decreto 223, publicado el 20 de enero. Pese a las arduas negociaciones, en ambos ministerios recalcaron que trabajarán en conjunto.

Esa imagen comenzará a proyectarse hoy, cuando el secretario de Comercio, Miguel Braun, viaje a México acompañado por técnicos de Cancillería. Allí participarán de encuentros que promovieron el presidente Mauricio Macri y su par mexicano, Enrique Peña Nieto, en Davos para mejorar el comercio entre ambos países. El mercado automotor será el eje de la reunión.

La presentación de la flamante Agencia de Inversiones, que estará operativa en marzo, será el jueves en Producción. Allí estarán Cabrera, Malcorra, Braun y otros funcionarios de ambos ministerios. El futuro director de la Agencia será finalmente Juan Procaccini, actual socio gerente de Moebius Capital Group. Procaccini trabajó además en Pegasus Capital, McKinsey & Company y Procter & Gamble. El egresado del Champagnat y del ITBA como ingeniero industrial tiene un master en la London Business School y en la UCLA Anderson School of Management, y vivió varios años en Gran Bretaña, Alemania, Estados Unidos y otros países de la región (Brasil, Chile, Colombia, Paraguay y Uruguay).

“Razones personales”, adujeron en Producción para explicar porqué Marcelo Elizondo, ex director de la Fundación ExportAr y primera opción para dirigir la flamante Agencia de Inversiones, decidió dar un paso al costado. Elizondo no respondió los llamados de este medio. Sin embargo, según supo LA NACIÓN por otras fuentes, su decisión tuvo que ver con el desgaste por el diseño final de la agencia. Es que a diferencia de una agencia única o concentradora (planificada originalmente desde la Fundación Pensar), la actual -bajo la órbita de Producción- compartirá atribuciones principalmente con Cancillería, pero también con el Ministerio de Agricultura (tiene una Dirección de Relaciones Agroalimentarias Internacionales), el Ministerio de Comunicaciones (Secretaría de Promoción de Inversiones) y con Presidencia, que tiene un asesor Especial para Inversiones Extranjeras Directas (Horacio Reyser), que el mismo Macri llevó a Davos.

En Producción lo explicaron así: “Será parte de un ecosistema en el que se articulará desde Jefatura de Gabinete a los ministerios, con las embajadas a través da la Cancillería y con las cámaras empresariales. Va a ser como core del ecosistema”. Agregaron, como para espantar fantasmas, que “el dueño” de la estrategia será Cabrera, pero que “no se dará un paso sin Malcorra”.

“Encontramos una Argentina cerrada y que no crece. Hay que abrirse al mundo”, afirmaron cerca de Cabrera, donde destacaron el papel de su jefe de Gabinete, Ignacio Pérez Riba, a la hora de darle impulso político al proyecto que se presentará pasado mañana. Según fuentes oficiales, se analizaron más de 190 agencias de inversión de distintos países para “alcanzar un modelo que tome los mejores estándares internacionales”.

En busca de inversiones

Francisco Cabrera

Ministro de producción

El jueves presentará la nueva Agencia de Inversiones, que dependerá de él. El nuevo organismo estará operativo en marzo y se montará sobre la estructura de la Fundación ExportAr

Susana Malcorra

Canciller

Hace algunas semanas recuperó todas las atribuciones sobre las negociaciones internacionales y la promoción del comercio exterior, que antes dirigía Cabrera. Trabajarán en conjunto.

Fuente: La Nación

El rol de los suelos agrícolas frente al cambio climático

 El cambio climático provoca modificaciones en los patrones regionales de temperatura, precipitaciones y frecuencia de eventos extremos (sequías, inundaciones). Estos cambios pueden afectar los procesos de regulación de los gases de efecto invernado(GEI) de los suelos impactando en la productividad y calidad de los mismos.
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Introducción

El suelo es un componente activo en la regulación de las emisiones y captura de los gases de efecto invernado (GEI). El incremento en la concentración atmosférica de esos gases está directamente relacionado al calentamiento global y el cambio climático asociado al mismo.

El cambio climático provoca modificaciones en los patrones regionales de temperatura, precipitaciones y frecuencia de eventos extremos (sequías, inundaciones). Estos cambios pueden afectar los procesos de regulación de GEI de los suelos impactando en la productividad y calidad de los mismos.

Los objetivos de este trabajo son: a) describir brevemente el cambio climático y sus factores causales, enfatizando el rol de los suelos en producción agrícola, ganadera y forestal de la Argentina, b) analizar los mecanismos involucrados en la emisión de gases de efecto invernadero desde los suelos, c) enumerar los posibles impactos del cambio climático en los suelos y finalmente d) proponer algunas estrategias de mitigación y adaptación al cambio climático.

El cambio climático y sus causas

Las modificaciones en los patrones regionales de temperatura, precipitaciones y frecuencia de eventos extremos (sequías, inundaciones, olas de calor, heladas) se deben a los cambios en el balance de energía del sistema climático.

El calentamiento global se produce por efecto del incremento de la concentración de GEI en la atmósfera, los que retienen el calor emitido desde la superficie del planeta.

Los principales gases involucrados son el dióxido de carbono (CO2), el metano (CH4) y el óxido nitroso (N2O). Si bien el CO2 está en primer lugar en cuanto a volumen de emisiones, los otros gases tienen un potencial mayor de retener calor.

En efecto, el potencial de calentamiento global del CH4 y del N2O es 21 y 310 veces mayor que el del CO2 (IPCC, 2013). La agricultura y la forestación contribuyen con un 25% a las emisiones globales de GEI. (Fig. 1).

Argentina se encuentra dentro de los países con menores emisiones totales de GEI, estimándose una contribución menor al 1% de las emisiones globales (World Resources Institute, 2012). La agricultura argentina contribuye con sólo el 0,22% (FAOSTAT, 2015; IPCC, 2014) de las emisiones globales de GEI.

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Emisión de GEI desde los suelos

Los suelos representan aproximadamente 2/3 partes del carbono (C) de los ecosistemas terrestres. En el suelo, el C puede ser estabilizado: i) físicamente, al ser protegido de la descomposición a través de la formación de agregados estables; ii) químicamente, al asociarse con partículas minerales (Hassink, 1996) y iii) bioquímicamente, a través de la formación de compuestos poco susceptibles a la degradación microbiana (Six et al., 2002b).

Dependiendo de las tasas de formación y descomposición del C orgánico del suelo (COS), el suelo puede actuar como fuente o como destino del CO2 atmosférico (Six et al., 2002a). En los ecosistemas naturales, las tasas de formación y descomposición del COS se mantienen en un equilibrio dinámico.

Estas tasas están controladas principalmente por el régimen térmico y pluviométrico que pueden modificar los aportes de residuos vegetales al suelo y las condiciones de descomposición en cada tipo de suelo. En los agroecosistemas, en cambio, las prácticas de manejo pueden alterar los ingresos y egresos de residuos vegetales modificando la capacidad potencial de captura de CO2.

Las labranzas, al provocar la ruptura de los agregados, aceleran el ciclo natural de agregación y favorecen la descomposición del C al dejarlo expuesto a la acción microbiana, lo que incrementa la emisión de CO2. El uso de especies con bajo aporte de residuos y rápida descomposición conducen a la pérdida de COS y la consecuente emisión neta de CO2.

En efecto, se ha encontrado que una elevada frecuencia del cultivo de soja en las secuencias de cultivos conduce a una pérdida en el almacenaje de COS en agregados de suelo (Novelli et al., 2011) (Figura 2).

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Las prácticas de manejo también afectan a las emisiones de otros GEI como N2O y CH4. Incrementos en las concentración en el suelo de N-NO3 por la fertilización nitrogenada se han asociado con pérdidas de N2O debido a procesos de desnitrificación cuando existen períodos de anaerobiosis en el suelo (Alvarez et al., 2012).

La mayor fuente de emisión de GEI en el sector agrícola es el N2O asociado al uso de fertilizantes nitrogenados (Fundación Bariloche, 2000), la fijación biológica de N y la mineralización de N del suelo.

La baja contribución de la agricultura argentina a las emisiones globales de GEI (World Resource Institute, 2012) estaría asociada a que el uso de fertilizantes nitrogenados representó sólo entre el 14 y 45% del N extraído por los granos en las últimas dos décadas (García y González Sanjuan, 2013).

Las emisiones de CH4 son atribuidas principalmente a la fermentación digestiva en rumiantes o la descomposición anaeróbica del COS en suelos inundados de arroceras. Se estima que la Argentina realiza un escaso aporte a las emisiones globales de metano desde el suelo, ya que los suelos inundados para la producción de arroz promediaron unas 230.000 ha entre las campañas 2009-2012, lo que representa un 0,14% de la superficie global del cultivo (FAOSTAT, 2015).

Numerosos ecosistemas naturales están transformándose en agroecosistemas por el avance de las fronteras agrícolas y el desplazamiento de la actividad ganadera (Paruelo et al., 2006; Baldi y Paruelo, 2008; Viglizzo et al., 2011; Wingeyer et al., 2015). Asimismo, gran proporción de los sistemas ganaderos se han intensificado, incluyendo rotaciones con cultivos anuales y pasturas para ensilar.

A ello se suma la necesidad de producir biocombustibles de segunda generación a partir de residuos de cosecha, como herramienta de mitigación del cambio climático.

En todos estos casos, la transición involucra una modificación importante en los flujos de materia y energía del suelo, llevando a reducciones en el almacenaje de C en el suelo (e.g. Viglizzo et al., 2011; Novelli et al., 2011, 2013) y de otros elementos relacionados con la funcionalidad y productividad de los suelos.

La producción animal en confinamiento o semi-confinamiento genera una enorme concentración de heces y orina sobre el suelo. Asimismo, la creciente agroindustria y las producciones pecuarias intensivas generan subproductos y residuos orgánicos, que se están utilizando como enmienda orgánica o fuente de nutrientes.

Sin embargo, el manejo de estos aportes orgánicos requiere de mayores estudios para reducir emisiones de GEI desde el suelo e incrementar el almacenaje de C y de otros elementos valiosos para la calidad del suelo, sin generar consecuencias adversas en los ecosistemas.

Estos aspectos están siendo abordados por el proyecto específico del INTA “Aprovechamiento de residuos para aumentar el reciclado en el suelo. Sumideros de carbono y emisiones del suelo” (INTA, 2015).

Posibles efectos del cambio climático en los suelos

De acuerdo a la 3ra Comunicación Nacional de Cambio Climático (CIMA, 2015), las principales variables afectadas por cambio climático con impacto potencial sobre los suelos son: i) el incremento de la temperatura media explicado principalmente por mayores temperaturas nocturnas; ii) cambios en el régimen de precipitaciones en cuanto a distribución y cantidad; iii) el incremento en la ocurrencia de eventos climáticos extremos como sequías prolongadas, olas de calor o frío e inundaciones y iv) el aumento del CO2 atmosférico. La Tabla 1 resume algunos impactos de variables afectadas por el cambio climático sobre el almacenaje de C en los suelos con uso agrícola en Argentina, los que a su vez contribuyen al ciclo de GEI.

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Estrategias de mitigación y adaptación al cambio climático

Mitigación Las estrategias de mitigación de las emisiones de GEI desde el suelo coinciden con las tendientes a mejorar la calidad del suelo. El mantenimiento con cobertura vegetal viva del suelo durante un mayor periodo del año, sumado a la utilización de cultivos que aporten gran cantidad de raíces y exploren diferentes estratos de suelo, son estrategias recomendadas para cumplir con la doble premisa de mitigación del cambio climático y mejora de la calidad del suelo.

Asimismo, la siembra de cultivos dobles o cultivos de cobertura en los períodos de barbecho favorecerían la captura de CO2 atmosférico y de N residual del suelo, lo que a la vez de reducir emisiones mejora la calidad del suelo y la eficiencia del sistema (INTA, 2015). Los mecanismos de captura del C en el suelo, asociados a la protección física, suelen ser reversibles y de corto plazo debido a la rápida dinámica del proceso de agregación del suelo.

Entonces, es necesario explorar alternativas que favorezcan la estabilización del C capturado en el suelo. Entre ellas podrían mencionarse el uso de biochar, i.e. un carbón elaborado por pirolisis de residuos orgánicos y el uso de residuos compostados (INTA, 2015). Dentro de las alternativas que ayudarían a mitigar las emisiones de N20 desde suelos del sector agropecuario se pueden mencionar: i) el ajuste de la oferta de N con la demanda del cultivo a través de fertilizaciones divididas y el uso de fuentes de N de liberación lenta, ii) el uso de cultivos de cobertura para captar el N-NO3 en exceso de las fertilizaciones y transformarlo en N orgánico, iii) el aumento en la intensidad de cultivos para reducir la humedad del suelo, iv) el ajuste de las dietas de animales para reducir el aporte de N inorgánico, v) la utilización de inhibidores de la nitrificación en la orina, vi) la utilización de riego por goteo en las explotaciones intensivas. Adaptación Dentro de las posibles alternativas de adaptación a un incremento en la temperatura por el cambio climático (olas de calor, noches más calurosas) puede señalarse la utilización de cultivos o genotipos con mayor tolerancia al estrés térmico, así como el ajuste de la fecha de siembra y el ciclo de los cultivos para ubicar los periodos críticos de definición del rendimiento en momentos de menor riesgo. Por otra parte, para minimizar el impacto sobre el suelo de un cambio en el régimen pluviométrico (precipitaciones torrenciales, erráticas, episodios de sequías e inundaciones), se deberían aplicar prácticas que garanticen la mayor cobertura vegetal viva o muerta del suelo en tiempo y espacio. La utilización de siembra directa y cultivos de cobertura son prácticas recomendadas para el logro de dicha premisa. También es importante el manejo de los escurrimientos, los que deberían contemplar el nivel de cuenca y no de un lote en particular. Esto es crítico no sólo para reducir los procesos erosivos en el lote, sino también para minimizar la pérdida de cultivos por anegamientos y el impacto de los excesos hídricos sobre la infraestructura rural y urbana. Conclusiones Los suelos del sector agropecuario argentino contribuyen muy poco a las emisiones globales de gases de efecto invernadero. Sin embargo, la aplicación de estrategias de mitigación resulta en una mejora de la calidad de los suelos y en la eficiencia en el uso de algunos insumos. Esto posicionaría mejor a los productos agrícolas nacionales en los mercados globales al reducir su huella de carbono. En relación al rol del suelo como destino del carbono atmosférico se debe asumir que los mecanismos son fácilmente reversibles y que requieren de un manejo ajustado para no perder el carbono capturado. En este sentido cobra relevancia diseñar alternativas de captura de carbono que permitan lograr una mayor estabilidad en el tiempo. Los escenarios previstos indican la necesidad de aplicar medidas de adaptación a los eventos extremos que se producirán cada vez con mayor frecuencia. Estas medidas deberán diseñarse de acuerdo a las condiciones edafoclimáticas y el sistema productivo de cada región.

Los frigoríficos acusan a los supermercados por cargar márgenes del 50% en el precio de la carne

La cámara que los nuclea criticó a las grandes cadenas por aprovecharse de su situación dominante.

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El titular de la Cámara de la Industria y el Comercio Cárnico de la República Argentina (Ciccra), Miguel Schiaritti, denunció hoy que los supermercados cargan 50 por ciento de margen al precio de la carne.

“El supermercado esta muy ávido de maximizar utilidades. Da la sensación que trata de aprovecharse de la posición dominante que tiene”, manifestó Schiaritti, y aseguró que el supermercadismo “tiene la ventaja de ser comprador directo de la hacienda”.

El titular de la entidad que representa a los frigoríficos chicos remarcó: “La faena es con frigorífico propio o la manda a faenar como cualquier matarife. El supermercadismo no paga 3 por ciento de Ingresos Brutos porque compra a nombre de él y vende a nombre de él”.

El directivo, en declaraciones a la radio FM Milenium, aseguró que las grandes cadenas “tienen precios 20 por ciento superiores a los de carnicería”, y denunció que “carga márgenes de 50 por ciento en el precio de la carne”.

Schiaritti señaló que “el consumo de carne viene cayendo” desde hace varios años, y precisó que “en enero cayó casi el 5,5 por ciento, que en un mes es un número muy relevante”. “Hace 30 años argentina consumía 90 kilos de carne vacuna; hoy consume 60”, precisó.

El titular de Ciccra consideró que el supermercadismo fija “precios de referencia” y que por ello no han bajado los valores en las carnicerías a pesar de la baja del valor del ganado en pie que se produjo desde el 10 de enero pasado.

Por su lado, el vicepresidente de la Asociación de Propietarios de Carnicerías de la Ciudad de Buenos Aires, Alberto Williams, no descartó nuevas subas en el precio de la carne, al advertir que el incremento en la tarifa de la luz anunciado por el Gobierno “no lo va a pagar el carnicero, va al consumidor”.

El empresario señaló también que hay que esperar qué sucede con las paritarias del sector, y aseguró que estimar qué sucede con el mercado en marzo “es hacer futurología”.

 

El campo llamó al diálogo por semillas

Las entidades del campo, Confederaciones Rurales Argentinas, Sociedad Rural Argentina, Coninagro y Federación Agraria Argentina, ante la proximidad de la nueva cosecha convocamos  a una mesa de diálogo a la industria semillera y a la comercialización de granos.

Pensamos que es necesario la búsqueda de un consenso para encontrar una solución definitiva al control del comercio y uso de tecnología incluida en las semillas, actualizando la ley de Semillas y el funcionamiento de los organismos de control del Estado.

Las entidades del campo sostenemos que para poder empezar a construir este consenso en igualdad de condiciones es necesario eliminar todas las trabas de comercialización que se han impuesto unilateralmente en estos últimos tiempos, tales como la cláusula “Monsanto”.

La miel mejoró su precio

En Santa Fe, llegó a $24 el kilo de miel clara. Córdoba fue la provincia de mayor brecha. En Buenos Aires se pagó entre $20 y $22. El informe del Inta indica que hacia el norte se paga apenas 16 a 18 pesos, como es el caso de Chaco.
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Un relevamiento realizado por el Programa Nacional Apícola del Inta en distintas ciudades de la Argentina para tener un panorama concreto sobre los valores del kilo de miel durante Enero arrojó que la mayor cotización se obtuvo en el centro de la provincia de Santa Fe, donde se llegó a pagar hasta 24 pesos por miel clara de pradera.

También Santa Fe se posicionó como una de las regiones con mayor variabilidad en el precio, ya que se ofreció en otros sectores 18 pesos por kilo, sin embargo Córdoba se erigió como la provincia con la brecha más marcada, con valores que fueron desde los 16 hasta los 23 pesos, de acuerdo al informe publicado por Portal Apícola.

En referencia al territorio bonaerense, pese a su gran extensión, los precios son medianamente uniformes y oscilan entre los 20 y 22 pesos aproximadamente.

El informe del Inta indica que hacia el norte se paga apenas 16 a 18 pesos, como es el caso de Chaco, mientras que en Tucumán los valores rondan los 20 pesos.

El consumo débil, como nunca en los últimos 10 años

El precio del novillito, entre 350 a 400 kilos, subió desde enero del año pasado un 58 por ciento. El escenario muestra oferta baja, consumo en caída, precios altos para el ganado y para la carne.

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En un mercado conmocionado por la devaluación del peso y por la caída del consumo, se insinúa ahora el efecto “marzo”.

Lentamente va volviendo a las grandes ciudades la gente de vacaciones y la demanda se reactiva, por ahora tímidamente.

La oferta ganadera sigue reducida: en el bimestre noviembre-diciembre fue un seis por ciento más baja que el año anterior y en enero se ubicó un 7,7 por ciento por debajo del año pasado.

El protagonista, para bien y para mal, sigue siendo el consumo interno, ahora tan deprimido.

En diciembre, con exportaciones de sólo 12 mil toneladas, los embarques al exterior representaron sólo el cinco por ciento de la demanda, porcentaje que se habría repetido en enero.

La exportación todavía no arranca, y si bien sus ingresos han mejorado sustancialmente (60 por ciento), gran parte de esa mejora ha sido necesaria para salir de una situación inéditamente difícil, con un novillo que a principios de diciembre era (en dólares) más caro que en Estados Unidos o Europa.

Ha mejorado también, de la mano de la devaluación, el valor del cuero (55 por ciento) y el crédito bruto de matanza, pero la oferta de vacas y novillos es restringida y el valor de la hacienda ha comenzado a subir nuevamente de la mano del efecto “marzo” y de la escasez.

Aunque la devaluación ha sido mayor a lo esperado, el atraso cambiario acumulado era tan grande que todavía el novillo argentino, en 3,30 dólares por kilo en gancho, es más caro que en el Uruguay (donde cotiza a tres dólares el kilos), Brasil (2,35 dólares) o Paraguay (2,40).

Se espera un incremento de las exportaciones, a partir de los muy bajos niveles de diciembre-enero, pero este proceso se dará muy lentamente.

El mercado internacional está muy pesado y la baja oferta de vacas y novillos aconseja a la industria no presionar sobre el mercado de hacienda en pie más allá de ciertos límites.

La ganadería argentina atraviesa una fase de retención, con sólo 40,5 por ciento de hembras en la faena en enero; los feedlots tienen mucha menos hacienda para operar con respecto a un año atrás (entre siete y 10 por ciento menos), y además las faenas se verán reducidas por los feriados de carnaval.

Consecuencias

El consumo está muy débil, como nunca en los últimos diez años, y el precio del novillito (de entre 350 a 400 kilos) ha subido desde enero del año pasado un 58 por ciento. El escenario muestra oferta baja, consumo en caída, precios altos para el ganado y más aún para la carne.

Apenas la exportación aumenta su demanda, o el consumo circunstancialmente se recupera, queda a la vista el daño enorme causado en la ganadería argentina: si se anualiza la faena del último trimestre, se advierte que la producción de carne resultante relacionada con la población es de sólo 62 kilos per cápita, que alcanzaría sólo para exportar 300 mil toneladas y consumir 54,5 kilos por habitante. Si se afirma o se acentúa la retención de vientres, la disponibilidad de carne para consumir o exportar puede ser menor aún.

En 17 partidos de la provincia de Buenos Aires se encontró en la última vacunación (durante la primavera 2015) unos 2,27 millones de terneros, un 6,1 por ciento más que en igual momento del año anterior.

Hay más terneros, y una mejor relación ternero/vaca en casi todos los distritos bonaerenses encuestados. Inclusive en los partidos más afectados por la inundación, donde el mayor stock puede atribuirse al hecho que se compara con los datos de 2014, cuando evidentemente la despoblación y la mortandad, también por inundación, fueron peores que durante el año pasado.

Emergencia agropecuaria: se aprobó la solicitud de las provincias

Según las previsiones de los organismos oficiales dedicados al seguimiento del clima, el fenómeno de El Niño, que ha causado desbordes en los cursos de los ríos producto de intensas lluvias caídas, se extenderá hasta la llegada del otoño.
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El ministro de Producción de Entre Ríos, Carlos Schepens, informó durante la reunión realizada en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, la situación de las producciones afectadas por los fenómenos climáticos, fundamentalmente por la crecida de los ríos Paraná y Uruguay. La solicitud de las provincias quedó acordada en un acta, que fue elevada al Ministro de Agroindustria, Ricardo Buryaile, para el dictado de la norma legal definitiva.

La reunión de la Comisión de Emergencias y Desastres Agropecuarios, fue presidida por el secretario de Coordinación y Desarrollo Territorial, Santiago Hardie, quien destacó la importancia de “continuar el trabajo en conjunto con las provincias, y buscar adelantarse al problema, más aun sabiendo que el país y la región se ven afectados por el fenómeno de El Niño”.

El funcionario recordó que la Comisión “implementará una asistencia de precisión, que permita detectar el problema del productor y usar de manera eficiente los recursos del Estado para que los fondos efectivamente lleguen a él”.

El acta de la Comisión de Emergencias y Desastres Agropecuarios recomienda para la provincia de Entre Ríos, declarar la emergencia y/o desastre desde el 15 de diciembre y por un año, para las explotaciones ganaderas, y apícolas de La Paz, Paraná, Diamante, Victoria, Gualeguay e Islas del Ibicuy. Y para regiones citrícolas, frutícolas, hortícolas y apícolas de los Departamentos de Federación, Concordia, Colón, Uruguay, Gualeguaychú e Islas del Ibicuy. Además, determinar que el 14 de diciembre de 2016 es la fecha de finalización del ciclo productivo.

Luego de publicada la resolución respectiva, funcionarios nacionales analizaran en forma individual, la solicitud de asistencia económica gestionada por cada provincia.

El Clima

La Oficina de Riesgo Agropecuario (ORA); el Servicio Meteorológico Nacional (SMN) y el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) asistieron a la Comisión en la definición de la emergencia, las zonas y las producciones afectadas y los plazos en los que la misma se hará efectiva.

Según las previsiones de los organismos oficiales dedicados al seguimiento del clima, como el Instituto Nacional del Agua (INA), el fenómeno de El Niño, que ha causado desbordes en los cursos de los ríos producto de intensas lluvias caídas, se extenderá hasta la llegada del otoño.

Las entidades técnicas que forman parte de la Comisión, mostraron mapas de las precipitaciones recibidas y también de estimaciones. Estos últimos, arrojaron una situación más aliviada para los próximos días, pero que podrían intensificarse hacia fines de febrero.

El ministro Schepens estuvo acompañado por el secretario de Producción Primaria, Martín Barbieri, y el director General de Agricultura, Lucio Amavet. De la reunión participaron los ministros de Producción de Corrientes, Chaco, Formosa y también los secretarios de Agricultura de Córdoba y de Santa Fe. En representación de los organismos estatales, estuvieron los referentes de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP); del Banco Central de la República Argentina (BCRA); del Banco de la Nación Argentina (BNA); del Ministerio del Interior, Obras Públicas y Vivienda; y el Ministerio de Hacienda y Finanzas Públicas.

De la reunión participaron representantes de las entidades agropecuarias, FAA, CRA, Coninagro, SRA, Fonaf y CAME.

La sociedad Rural de Concordia recibiò a integrantes del CFI

Integrantes de la comisiòn directiva de la Sociedad Rural de Concordia, recibieron  a Rolando Kaheler, coordinador de la unidad operadora provincial del Consejo Federal de Inversiones.El motivo de la visita, fue brindar informaciòn e interiorizar acerca de la linea crediticia que se dispone para el sector agropecuario.

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Dias pasados ,integrantes de la Comisiòn Directiva de la Sociedad Rural Concordia, recibio la visita de Rolando Kaheler, coordinador de la unidad operadora provincial de Consejo Federal de Inversiones.

El motivo de la misma, fue establecer contacto con la entidad ruralista para informar e interiorizar a los mismos de la linea crediticia que dispone el CFI para productores agropecuarios.

La presidenta de la Sociedad Rural, Maria Luisa Sardà, explicò que la idea es brindar a socios y productores informaciòn, poner a disposiciòn los formularios para solicitar los mismos y el contacto con el CFI.

Cabe destacar que La Sociedad Rural no gestionarà los mismos.

 

 

 

Buryaile y la Mesa de Enlace acordaron una agenda de trabajo para 2016

El ministro de Agroindustria recibió a los presidentes de las cuatro entidades rurales que conforma la Comisión de Enlace, para analizar la problemática del sector y atender a las actividades que requieren de una solución urgente.
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El ministro de Agroindustria de la Nación, Ricardo Buryaile, y el jefe de Gabinete de Ministros, Marcos Peña, recibieron a los presidentes de las cuatro entidades de productores agropecuarios para construir una agenda de desarrollo que promueva el potencial productivo de nuestro país.

“Hoy volvió el diálogo porque es imprescindible para que esta Argentina crezca en producción y empleo, generando agregado de valor y con presencia en los mercados mundiales”, afirmó Ricardo Buryaile frente a Luis Etchevehere (Sociedad Rural Argentina – SRA); Omar Príncipe (Federación Agraria Argentina – FAA); Dardo Chiesa (Confederaciones Rurales Argentinas – CRA); y Egidio Mailland (Confederación Intercooperativa Agropecuaria – CONINAGRO).

En este sentido, el ministro resaltó “la necesidad de trabajar junto a las entidades agropecuarias para construir una agenda de trabajo a futuro y en equipo”.

Luego de una charla introductoria, se sumaron a la reunión el titular de la AFIP, Alberto Abad; el vicepresidente del Banco Nación, Enrique Szewach; el director nacional del INTA, Héctor Espina; el vicepresidente del SENASA, Guillermo Rossi, y el titular del INASE, Raimundo Lavignole, entre otras autoridades.

Desde la cartera agroindustrial, estuvieron presentes el jefe de gabinete de Agroindustria, Guillermo Bernaudo; los secretarios de: Agricultura, Ganadería y Pesca, Ricardo Negri, de Coordinación y Desarrollo Territorial, Santiago Hardie, de Mercados Agroindustriales, Marisa Bircher, y de Agricultura Familiar, Oscar Alloatti; los subsecretarios de: Coordinación Política, Hugo Rossi, de Ganadería, Rodrigo Troncoso, y de Mercados Agropecuarios, Jesús Silveyra; y el jefe de gabinete de la Secretaría de Agregado de Valor, Agustín Pearson.

En el encuentro, el primero que un Gobierno Nacional tiene con el sector productivo después de cuatro años, comenzó a debatirse de qué manera se diagramará el programa de trabajo conjunto para analizar los diferentes aspectos sanitarios, tecnológicos y financieros y determinar los pasos a seguir sobre la base de esas conclusiones técnicas y los pisos de consenso que se vayan alcanzando en cada sector.

Además participaron: Raúl Duzevic (gerente gral. del Banco Nación); Juan Casañas (diputado); Pablo Torello (diputado); Yanina Gayol (diputado); Alfredo De Angeli (senador); y por las entidades: Nicolás Pino (vicepresidente 2° de la SRA); Ariel Toselli (vicepresidente 1° de la FAA); Agustín Pizzichini (vicepresidente 2° de la FAA); Jorge Chemes (vicepresidente 1° de CRA); Alfredo Rodes (CRA).

 El desafío de ordenar la casa para salir al mundo

Luego de las trabas, las políticas actuales traen expectativas; qué falta hacer para darle dinamismo al intercambio.

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Hay dos noticias para quienes operan en el comercio internacional en la Argentina: una buena y una mala. Y no se trata de uno de los típicos chistes infantiles, sino de la más cruda realidad.

Después de años en los que las trabas y las dificultades crecieron de modo exponencial, representantes de diferentes sectores elogian los cambios que puso en marcha la nueva administración. Creen que el levantamiento del cepo y el reemplazo de las DJAI (Declaración Jurada Anticipada de Importación) por licencias automáticas y no automáticas son decisiones que aportan orden y previsibilidad, y hasta se ilusionan con que por una vez el país zafe de la maldición pendular que alterna períodos de apertura indiscriminada con una cerrazón casi hermética.

Aunque la lista de “pendientes” para que la Argentina pueda reinsertarse de modo exitoso en el comercio mundial es larga y variada -abarca desde temas de infraestructura, costos laborales e inflación hasta la necesidad de reformular la política impositiva, generar fuentes de financiamiento y motorizar negociaciones internacionales, entre otros tantos puntos-, el potencial del país y el nuevo contexto abonan una mirada optimista sobre el futuro a mediano plazo. Hasta ahí elementos que dan vida a la buena noticia.

¿Y la mala? Que quizá no alcance con el esfuerzo interno. La compleja situación de Brasil y China -nuestros principales socios comerciales-, sumada a la baja en el precio internacional de las materias primas -nuestro principal producto de exportación- atentaría contra el reposicionamiento. Entre los sectores con mejores perspectivas de desarrollo aparecen los alimentos y las bebidas. Daniel Funes de Rioja, presidente de la Coordinadora de las Industrias de Productos Alimenticios (Copal), explica que las expectativas positivas respecto del futuro del comercio internacional local tienen que ver con el hecho de que la nueva política de relaciones económicas internacionales no se basa en una idea de apertura ciega, sino de integración responsable.

“El reemplazo de las DJAI por licencias muestra que hay una definición estratégica, por un lado, de defender lo defendible, las posiciones sensibles, y por otro, de terminar con un instrumento que no tenía sustento desde el punto de vista de los compromisos internacionales firmados por la Argentina. Luego, para la expansión de las exportaciones del sector es esencial el robustecimiento de las economías regionales. No cabe duda de que la eliminación de las retenciones es un paso importante, lo mismo que el sinceramiento del mercado cambiario, pero también hay que ver medidas desde el punto de vista fiscal, logístico, de costos no salariales. Ahí hay una tarea por delante para el Gobierno”, dice Funes de Rioja.

Jorge Vasconcelos, vicepresidente del Instituto de Estudios sobre la Realidad Argentina y Latinoamericana (Ieral) de la Fundación Mediterránea, cree que no hay espacio para las opciones: “La Argentina tiene una necesidad imperiosa de abrirse más al comercio internacional, y varios motivos para hacerlo”.

Él justifica sus dichos al recordar que las inversiones productivas en el país están frenadas desde hace cuatro o cinco años, y en el mundo moderno, de las cadenas de valor, es muy difícil pensar que haya inversiones productivas dirigidas exclusivamente al mercado interno.

“Lo más probable es que si hay inversiones será en eslabones de las cadenas de valor global y por ende, mirarán los dos mercados: el interno y el externo. Es la única forma de lograr competitividad, escala y trabajar sobre la base de tecnología de punta. En el caso de la Argentina probablemente serán inversiones para el mercado local y el regional, Chile, Brasil, Uruguay, Perú, Colombia, etcétera”, describe el economista.

“Pese a lo que se dice, el país tiene una deuda externa pública que creció mucho en el último par de años y lo seguirá haciendo cuando se regularice la situación con los acreedores externos. Este año el déficit fiscal es muy grande y por eso, después del arreglo con los holdouts, hará falta emitir deuda externa en forma abundante, por alrededor de US$ 10.000 millones. Hoy el país tiene exportaciones muy bajas, de US$ 60.000 millones anuales. Es decir que en poco tiempo, la deuda externa pública equivaldrá a las exportaciones de dos años. Ese indicador para los países emergentes es mucho más bajo”, explica Vasconcelos.

Aunque elogian los cambios en materia de política comercial, en la Cámara de Exportadores (CERA) apelan a un cauto optimismo. “No estamos viendo un plan integral ni una estrategia exportadora, sino medidas segmentadas que muestran un buen rumbo, pero falta abordar problemáticas como el transporte, los costos logísticos, la facilitación del comercio, el cambio climático. Habrá que ver cómo se arma el paquete completo”, advierte Enrique Mantilla.

El presidente de la CERA cree que es lógico que las expectativas sean favorables cuando “se corrigen distorsiones alevosas como las que generaba el comercio administrado; hay diálogo y razonabilidad en las medidas, pero como en exportación los tiempos son fundamentales porque todo se planifica con muchas antelación, es clave ver la película completa”.

¿Cómo cree que será esa película en cinco años? “Se puede pensar que habrá mejora de la competitividad en general, tanto en la de costos como en la sistémica, que incide directamente en el costo de las exportaciones y es clave para promover las inversiones, lo que significa que habrá un mercado de crédito, mejorará la infraestructura, la educación, la energía y la tecnología”, vaticina.

Pero Mantilla señala que no alcanza con hacer los deberes fronteras adentro: “El mundo está mucho más complejo. Toda América latina está difícil. Venezuela está muy mal; Brasil está mal este año y lo estará el que viene. No se ven grandes saltos de recuperación en el precio de las commodities. En un escenario a cuatro años vemos un mundo que crece moderadamente, pero no un boom en América latina ni un shock de recuperación en los precios de las commodities”.

Mauricio Claverí, coordinador de Comercio y de Negociaciones Internacionales de la consultora Abeceb, dice que la peor noticia que tiene la Argentina en el sector externo es Brasil.

“En un momento en el que el país está haciendo reformas para alcanzar un nuevo equilibrio y transparentar los niveles de competitividad, la depresión de la economía brasileña es lo que genera la mayor incertidumbre porque es mucho más profunda de lo que se pensaba. Con un escenario de recesión fuerte para este año y casi seguramente para 2017, hay que pensar en una recuperación recién en 2018, y eso deprimirá mucho la demanda de la producción argentina. Es un golpe duro porque toda la exportación industrial (que tiene como principal destino al país vecino) sufrirá una demanda debilitada que será casi imposible recuperar, aun con un tipo de cambio más competitivo”, explica.

Norberto Delfino, vicepresidente de la Cámara de Comercio Exterior de Córdoba, destaca que para el desarrollo armonioso de la economía de un país -especialmente en casos como el de la Argentina, donde el 85% de lo que se importa son insumos, bienes intermedios y de capital- son tan valiosas las exportaciones como las importaciones.

Dice que el primer análisis que hay que hacer se refiere al nivel de competitividad de la Argentina como país, y entonces clasifica las diferentes industrias. “Hay algunas con competitividad global, como el agro, la ganadería y la pesca, la agroindustria, la minería, la energía o las que tienen un nivel de conocimiento tecnológico importante, como la biotecnología y la industria nuclear, o con un alto nivel de creatividad que les permite diferenciarse y tener un valor agregado muy alto. A esas simplemente hay que dejarlas ser, quitarle las trabas y apoyar su expansión internacional. Luego están las que tienen un nivel de competitividad regional -industria automotriz, siderurgia, farmacéutica, plástico-. Necesitan apoyo para su expansión en la región y alguna protección selectiva (que entren sin dificultad algunos insumos y que se frene la entrada de algunos productos terminados). Y por último hay industrias que tienen sólo un nivel de competitividad local -calzado, línea blanca, electrónica y textil-. Son bienes industriales de baja complejidad y necesitarán de una estrategia muy sensible respecto del tiempo que se les da para que se adapten a una competencia global”, enumera.

¿Cuánto tiempo es lógico proteger a un sector? ¿Cuándo y cómo se decide redireccionar su producción? ¿Quién debería -si es que corresponde- seleccionar sectores competitivos? Delfino responde sin dudar: “La protección absoluta es tan perversa como la desprotección total”. Y explica que debe haber un proceso de apoyo a la transformación de esa industria para llevarla a niveles de competitividad global y a una protección decreciente. “Cualquier país, como cualquier empresa, tiene que conocer cuáles son sus fortalezas, debilidades, oportunidades y amenazas. Hacer un análisis FODA. Hoy un país no se puede plantear fabricar todo. Sería utópico decir que en la Argentina vamos a fabricar microprocesadores para la industria electrónica cuando eso es hoy una commodity en el mundo. El país tiene que autoconocerse, darse un plan estratégico y un lugar en el mundo”, dice.

Rubén García, secretario de la Cámara de Importadores (CIRA), dice que la institución “no hace predicciones”, pero que como optimista nato cree que están dadas las condiciones para que “vuelva el crédito al país, al alcance de todos, y para bajar la inflación a un punto sostenible”. Y se esperanza con que en los próximos años, los números del comercio internacional argentino vuelvan a los valores de 2011, cuando se superaron los US$ 150.000 millones.

Un lugar en el mundo

“El año pasado, las exportaciones argentinas representaron apenas 0,35% (3 por mil) del total mundial, no muy lejos del 0,5% del inicio de los 2000”, dice Marcelo Elizondo, director de la consultora DNI, quien explica que ese ha sido el rango en las últimas décadas. Hay que remontarse a 1960 para ver trepar el peso de la Argentina en el comercio mundial: entonces representaba cerca del 1 por ciento.

¿Cuál sería una cifra real a la que se podría aspirar? “Tranquilamente puede representar entre 4% y 5% del total”, responde Elizondo, pero de inmediato advierte: “Para eso se necesita inversión, competitividad sistémica, servicios al exportador (públicos y privados) y sobre todo acceder a las cadenas mundiales de valor. Destaca que, aunque según datos de la Unctad, las cadenas de valor administradas por empresas transaccionales representan hoy el 80% del comercio mundial, apenas un tercio del total de las exportaciones argentinas accede a esas cadenas.

Queda en claro que las inmejorables condiciones que la última década ofreció para la región son ya del pasado. Queda en claro que si para la Argentina se trató de una década ganada, perdida o desperdiciada, eso es parte más de una discusión filosófica que de una cuestión de Estado.

Queda en claro que el país tiene potencialidades para crecer y desarrollar su comercio exterior -y así, generar inversión y empleo-, pero queda tan en claro todo eso como que para arrancar hay que cumplir con una larga lista de tareas fronteras adentro y, además, esperar a que las cosas se reordenen fronteras afuera.

Los números del cambio

Exportaciones e importaciones

2001-2014. En millones de dólares

Cámara de Exportadores de la República Argentina.Foto:La Nación

Cámara de Exportadores de la República Argentina.Foto:La Nación

 

Cámara de Exportadores de la República Argentina.Foto:La Nación

Cámara de Exportadores de la República Argentina.Foto:La Nación

 

Cámara de Exportadores de la República Argentina.Foto:La Nación

Cámara de Exportadores de la República Argentina.