Editorial de Las Bases por Carlos Castagnani.

   Hace pocos días terminó el cese de actividades del campo argentino, que descontando su rotundo acatamiento, formó parte de un plan de lucha que llevaron adelante las tres entidades que hoy están representando el pedido del hombre y las familias rurales.

Consecuencia de estas políticas equivocadas y caprichosas hacia nuestra actividad, están llevando no sólo al campo sino a todo el interior profundo, a una situación muy delicada y en algunos casos terminal.

Esta actividad que no hace ni más ni menos que producir alimentos y que, sin lugar a dudas, es una de las más competitivas del mundo, está siendo increíblemente discriminada, una vez más tratando de crear la antinomia campo – ciudad, cuando en tiempos no muy lejanos era una conjunción ejemplar apreciada por muchísimos países.

Esta noble actividad, como todas las que colaboran en la cadena productiva de una nación, no es recibida por las autoridades nacionales.

Cuando nos visitan productores extranjeros pertenecientes a entidades de nuestras características, no pueden entender cómo no existe el diálogo necesario y esencial para poder llegar a acuerdos, planificar, debatir y consensuar, que es lo que sucede en cualquier país normal.

Discriminados por los epítetos que recibimos de nuestras autoridades, hasta sufrir una presión fiscal nunca recordada, que está asfixiando a los productores, y el cambio constante

Hace pocos días terminó el cese de actividades del campo argentino, que descontando su rotundo acatamiento, formó parte de un plan de lucha que llevaron adelante las tres entidades que hoy están representando el pedido del hombre y las familias rurales.

Consecuencia de estas políticas equivocadas y caprichosas hacia nuestra actividad, están llevando no sólo al campo sino a todo el interior profundo, a una situación muy delicada y en algunos casos terminal.

Esta actividad que no hace ni más ni menos que producir alimentos y que, sin lugar a dudas, es una de las más competitivas del mundo, está siendo increíblemente discriminada, una vez más tratando de crear la antinomia campo – ciudad, cuando en tiempos no muy lejanos era una conjunción ejemplar apreciada por muchísimos de reglas comerciales nos han llevado al cierre de una enorme cantidad de tambos, a perder el primer puesto como exportadores de carne y a tener la peor cosecha de trigo de la historia de nuestro país, con las economías regionales desde el norte al sur de nuestra patria en estado de quebranto. Seguramente que podríamos hacer una lista interminable, agregando una falta inusual de infraestructura para la producción.

Pero no todo está perdido, esta protesta que acaba de culminar y que seguirá quizás con diferentes características, es para hacer saber de nuestra problemática no sólo a la población, que no está enterada de las diferencias enormes que existen entre los precios que recibe el productor y lo que paga el consumidor, sino al próximo presidente que asumirá en diciembre de este año.

Dicho mandatario debe explicar al campo argentino cuáles son sus proyectos para con el sector, qué ideas y qué dudas tiene. Pedimos a los posibles ganadores de las elecciones presidenciales que se sienten a escucharnos, necesitamos que en el primer día del nuevo gobierno, nos sentemos juntos a proyectar un futuro mejor.

Seguramente que alguna propuesta o actitud nos va a satisfacer más que otras. De lo que sí estamos seguros es que vamos a trabajar incansablemente para que en diciembre se termine esta grieta enorme e injusta en la cual nos han colocado, falta poco.