La comodidad no es un paradigma saludable

 
Editorial del presidente de CRA, Rubén Ferrero en Las Bases.
 Un viejo dicho asegura que hay tres grupos de personas: los que hacen que las cosas pasen; los que miran las cosas que pasan y los que se preguntan qué pasó. No todos los primeros integran Confederaciones Rurales Argentinas, pero claramente todos quienes la forman pertenecen al primer grupo.

En la historia de los países un fin de ciclo trae implícita la oportunidad de cambio. Cambio que puede venir acompañado de sacudones fuertes, pero esos sacudones ayudarán a superar el descontento y la frustración, nunca saludables para la vida institucional y productiva.

Cuando el cambio llega es necesario pensar, reflexionar, tomar decisiones, corregir y generar herramientas que permitan una provechosa adaptación. Decía Charles Darwin: “No es la especie más fuerte la que sobrevive, ni la más inteligente, sino la que responde mejor al cambio”.

Hace muchos años defendemos con vehemencia y convencimiento políticas productivas que nos permitan crecer y derramar en la sociedad ese crecimiento. La producción no es sólo nuestro medio de vida sino también nuestra herramienta para transformar la realidad que nos rodea y nos identifica.

Es verdad que desde el Gobierno Nacional hemos sido ninguneados, engañados, a veces hasta maltratados. Pero también es verdad que ese panorama lamentable y adverso vivido en los últimos años no hizo más que resaltar los valores incólumes de CRA, su raíz genuinamente federal y el compromiso irrenunciable de los productores que la integran. En ninguna institución la comodidad es un paradigma saludable. Por eso, direccionar la creatividad y la energía, no en combatir lo viejo, sino en construir lo nuevo, actualizará la sinergia institucional y hará a nuestra entidad aún más representativa, más idónea y más confiable.

Relatando la llegada de los inmigrantes a estas tierras, el poeta esperancino José Pedroni –hijo de la primera colonia agrícola organizada del país, en la provincia de Santa Fe- decía en “La invasión gringa”:

Hoy nadie llegaría.

Pero ellos llegaron.

Sumaban mil doscientos.

Cruzaron el Salado.

Al cruzarlo, afanosos,

lo probaron.

Y los hombres dijeron

-¡Amargo!-

Pero siguieron.

Los tiempos que vienen sin duda nos deparan desafíos. Puede que tengamos que atravesar otros ríos amargos. Pero es bien sabido que CRA, en su nutrida historia de participación, trabajo y esperanza, tendrá herramientas más que suficientes para cruzarlos.