¿Un programa de cría exitoso debe tener objetivos de largo plazo?

 A más de cien años del comienzo de la actividad ganadera, para lograr que los sistemas productivos mantengan una cierta estabilidad económica, productiva, pero sobre todo social,las décadas pasadas han dejado varias lecciones.

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Los vaivenes comerciales como por ejemplo el del precio de la lana entre zafras e incluso dentro de la misma zafra (ver cuadro) hacen que, de ser posible, dicha producción deba orientarse hacia un doble propósito no permitiéndose la inclinación o la especialización en algún producto (carne o lana).

Hoy la producción de corderos toma relevancia en la estructura de ingresos de los establecimientos, la cual está estrechamente ligada al medio ambiente en que se desarrolla. La imprevisibilidad del clima es uno de los grandes problemas del manejo extensivo, ya que sólo se pueden o se intenta tomar decisiones y actuar en referencia a la genética, sanidad, alimentación o el acceso al agua.

Se debe determinar el potencial productivo de los establecimientos y luego de ello se debe optar por diferentes opciones productivas, en primera instancia se debe elegir qué tipo de animal criar y por ser una producción ganadera con un largo intervalo generacional se debe pensar que los resultados son a largo plazo.

Una vez determinado el objetivo de mejora, se trabajará en elegir cual es la presión de selección que colaborará en acortar o alargar dichos plazos; existen suficientes herramientas disponibles para el avance o progreso genético en pos de lograr dicho objetivo.

El verdadero valor de los reproductores son sus genes, sobre todo aquellos genes que se encuentran ligados a características que poseen importancia económica y que además van a ser transmitidos a su descendencia o que mejoran la calidad genética de las majadas.

Un ejemplo de ello es el tipo de apareamientos o manejo reproductivo el cual no debe ser considerado como un objetivo, sino que son una herramienta válida para llegar al mismo. Ejemplo de ello es la Inseminación Artificial (IA) que toma relevancia porque provoca la aceleración de los procesos; por ello es importante conocer el verdadero valor genético de los reproductores utilizados puesto que debemos considerar que acelera todos los procesos, sean acertados o no.

En la producción ovina las principales características relevantes, como el peso de vellón, el rendimiento, la finura, el peso corporal a destete, el peso corporal en adultos, etc. son mensurables, y es a través de los datos de performance que se pueden obtener los desvíos esperados de la progenie (DEPs), éstos indicadores de la capacidad genética nos permiten estimar el efecto de los genes y nos otorga parámetros para definir la selección y el progreso.

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Los DATOS productivos son los indicadores de la capacidad genética y ésta capacidad es la que nos acerca al logro de los resultados esperados, puesto que aquellos rasgos productivos (que se controlan genéticamente) nos permiten realizar comparaciones entre animales, entre majadas, entre años e incluso entre las diferentes edades siempre y cuando exista un objetivo trazado.

Son importantes los datos que se asocian a la precocidad en el crecimiento, al tipo de carcasa o canal, a la cantidad de lana, a la finura de la lana y a los índices reproductivos; pero no se debe quitar la vista en que dichos animales se deben adaptar a la zona, al manejo propuesto e incluso al OBJETIVO de producción trazado. Puesto que un programa de cría exitoso debe considerar la totalidad de los rasgos que afectan a la rentabilidad del negocio.